viernes, 25 de noviembre de 2011

NO ME LLORES. Parte 5.

Buenas noches, amigos del murciélago.

El tempo es algo necesario en cualquier narración. 
Uno quiere avanzar y avanzar, que las páginas se vayan llenando con celeridad para llegar a esa escena que te tiene obsesionado: el ansiado desenlace. 

Pero no puede ser.

La historia debe respirar, coger su propio ritmo. No debemos precipitarnos. Hemos de sentir que las cosas suceden en el momento justo, ni antes ni después. Eso no se aprende, simplemente tu instinto te dice cómo y cuando. Sientes como una comezón interior cuando sabes que te has anticipado demasiado. Durante un tiempo puede que te resistas al prurito de la conciencia narrativa, pero sólo tienes dos opciones: puedes dejar las cosas como están y asumir que lo que has hecho podría estar mucho mejor, o puedes actuar en consecuencia y repasar, corregir e incluso reescribir el trabajo.

Me encanta hablar sobre narrativa porque siento que todo lo que se puede decir sobre la construcción de un cuento se puede también aplicar a la propia vida. Será por eso que triunfa la fiebre del "story telling".

Pero ahí va el capítulo de la semana:



NO ME LLORES
5: MARKETING DEL BUENO



[...] Puesto que teníamos un prototipo totalmente operativo, Casamajor tuvo los diseños de fabricación totalmente listos en apenas dos semanas. En ese tiempo descubrimos otra de las ventajas del “silenciador Villegas”, o mejor dicho, del DON’T CRY MACHINE: su fabricación no supondría demasiados dolores de cabeza. Era, lo que se suele llamar, un “proyecto viable” [...]




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Espero que disfrutéis la lectura. Recordad que tenéis aquí los anteriores capítulos: NO ME LLORES.

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

jueves, 17 de noviembre de 2011

NO ME LLORES. Parte 4.

Buenas tardes, amigos del murciélago.

Los personajes tienden a desdibujarse si no los controlamos adecuadamente. 

Como en la vida misma, es fácil caer en la confusión. Solemos definir a las personas por lo que dicen, cuando deberíamos valorarlas por lo que hacen. Los actos nos definen. La palabra es vacua, una herramienta para el sofismo, la manipulación y el engaño. Ciertamente, hay algunas personas consecuentes que hacen lo que dicen, pero el ser humano tiende a sublimar con palabras aquellos actos que no se atreve a realizar: "un día de estos me apunto al gimnasio", "voy a cambiar, te lo juro", "voy a mandar a la mierda el trabajo y daré la vuelta al mundo", "¡VOTADME: BAJARÉ LOS IMPUESTOS Y NO RECORTARÉ MÁS SERVICIOS!"

No, amigos. Abramos los ojos y empecemos a diferenciar entre palabrería y hecho.

Y esto no sólo vale a la hora de votar.
El narrador no puede pretender que su personaje principal nos embelese con discursitos baratos. El personaje debe actuar. Sólo de esa forma el lector, que nunca se deja engañar, dejará de sentir indiferencia hacía él, transformándola en simpatía o antipatía, en admiración u odio, o quizás (si nuestro arte es depurado) todo a la vez.

Hoy Montero explica el secreto de su éxito. Diréis: "está soltando uno de esos discursitos de los que hablabas antes". Y yo os digo: NO. 
NO ME LLORES es una novela en primera persona. Montero habla y habla, y se intenta justificar. Pero habla de lo que hizo, sin pelos en la lengua: su discurso incluye la acción.

Pero sigamos con la lectura:


NO ME LLORES
4: EL BISNESS





[...] Hay tres clases de hombres ¿sabes? Los que no saben lo que quieren y van dando tumbos por la vida; los que saben lo que quieren, pero no tienen los redaños para conseguirlo; y los que saben lo que quieren y no se dan por vencidos hasta alcanzar su objetivo. A toda costa.
Son estos los que hacen avanzar el mundo. Hagamos memoria: Julio César, Alejandro Magno, Napoleón… A eso se le llama éxito, aunque nadie dijo que el éxito viniera acompañado de un final feliz, sino que se lo digan a Jesucristo [...]



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Y ahora dejo que os dediquéis a vuestros menesteres.
Volveré el fin de semana, si me es posible para daros alguna noticia nueva sobre CUATRO CRISIS.

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

sábado, 12 de noviembre de 2011

NO ME LLORES. Parte 3.

Buenos días, amigos del murciélago.

En toda historia se establece una escena donde sucede algo que cambia del todo la vida del protagonista. A partir de ese momento, el camino seguido hasta ahora ya no tiene sentido. El protagonista se ve obligado a tomar decisiones tajantes, y serán esas decisiones las que moverán la trama a partir de entonces, dándole un primer impulso.

Ese momento suele llamarse "detonante" y es imprescindible para empezar nuestra historia, para que vaya cogiendo forma y avance. A partir de entonces, tenemos cierto compromiso con el lector, de manera que debamos dar nuevos impulsos a la trama cuando esta vaya desacelerando, para así llegar al final al ritmo adecuado.

Por poner un ejemplo;dar impulso a una trama es como ir dando patadas a un balón. Cuando el balón comienza a frenar se le da una nueva patada, se va sorteando los problemas a base de fintas y quiebros... hasta que llegamos a la portería contraria y nos vemos en situación de marcar un gol.

Aquí tenéis el capitulo detonante de NO ME LLORES:




NO ME LLORES.
3: EL SILENCIADOR




[...]El incidente con Villegas me había dejado de buen humor a pesar de todo, no podía dejar de pensar en aquel tonto ¿sabes? Así que decidí celebrarlo tomando una par de cañas antes de regresar a casa. Ya sabes cómo va esto, chaval. Cuando las cosas van bien te tomas unas copas para celebrarlo, cuando van mal las tomas para olvidar. Y así un día sí y otro también, y cuando quieres darte cuenta descubres en el espejo a un desconocido con el rostro abotagado y varices en la nariz, que te mira directamente a los ojos con asco y lástima[...]


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Me despido hasta la semana que vine, con el capítulo 4. La historia se empieza a poner rara, así que no os lo perdáis.
Y si tenéis prisa o curiosidad, podéis comprar CUATRO CRISIS. NO ME LLORES está incluido en el libro.

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

jueves, 3 de noviembre de 2011

NO ME LLORES. Parte 2.

Buenos días, amigos del murciélago.

Una de las cosas más interesantes para un narrador es escoger un tema. El tema define la obra, y como fondo, le da forma. Sin un tema ninguna narración tiene sentido más allá de la anécdota, y aún así, en cada anécdota vemos un indicio de lo que podría ser un tema, aunque se haya abordado mal. El tema es el objetivo final de todo narrador, y todos sabemos que, sin marcarnos un objetivo bien definido, uno no avanza, se queda estancado hasta que se rinde a la desidia.

Pudiera ser que cuando empecemos a pensar en nuestro trabajo, no sepamos aún definir el tema que nos va a guiar; pero el tema está ahí, en el subconsciente, esperando a ser descubierto. Porque cuando tenemos esa difusa idea de lo que podría ser una historia, es porque queremos decir algo. Y descubrir eso que queremos decir es la tarea última y definitiva del narrador, acaso la razón de su existencia.

NO ME LLORES trata sobre la AMBICIÓN. 

Hoy presentamos al segundo protagonista (el antagonista más bien) de Montero. Veréis que nuestro amigo Villegas es el némesis de Montero. Ambos hombres persiguen objetivos personales muy claros, y eso definirá su relación hasta el ridículo. 
Por aquello de la imagen y semejanza, si el narrador tiene un objetivo, los personajes también deben tenerlo. Sin él perderían todo su potencial dramático (o cómico).  

Pero me dejo de monsergas. Ahí va un previo:



NO ME LLORES
2: ENTRA VILLEGAS





[...] Me llamo Adolfo, Adolfo Villegas— se presentó. 
A continuación me tendió su mano. Se la estreché. Estaba sudada y su apretón, si es que se puede llamar así, fue blando. Yo, en cambio, apreté con fuerza hasta que el ojo izquierdo de Villegas se guiñó involuntariamente en un gesto de dolor. 
Nunca te fíes de un tipo con la mano floja. 
Cuando alguien me da la mano floja ya sé qué clase de individuo tengo delante: un pelele, un mamarracho. Y un mamarracho dice… mamarrachadas, y perdona que me repita. Así que, siguiendo ese principio supe que iba a escuchar alguna estupidez, aunque no podía adivinar de qué tipo.
—Dígame, señor Villegas— le dije—. ¿Qué quiere de mí?
—Bueno… Hummm, yo… le he traído algo— respondió [...]




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Y ahora me despido. La semana que viene el capítulo 3. Y para los que llegáis tarde podéis acceder a la página NO ME LLORES del blog, donde iré colgando cada episodio.

También podéis leerlo en papel si compráis CUATRO CRISIS.

¡UN CUENTO A LA SEMANA!